Chefchaouen, ou Chaouen “ciudad azul”, es famosa por ser uno de los lugares más bonitos del planeta. Para los amantes del color, es un auténtico sueño azul, con su brillante arquitectura de tonos cerúleos escondida entre las colinas del noroeste de Marruecos. Fila tras fila de edificios en su centro están cubiertos de pintura azul en tonos que van del azul bebé al aguamarina. Esta inusual coloración fue introducida por los refugiados judíos que llegaron durante la Inquisición española del siglo XV, pues creían que cuanto más se mira algo azul, más se piensa en el cielo. También parece ayudar a repeler a los mosquitos, ya que los insectos lo perciben como agua clara y corriente, que no les atrae. Se tiene la sensación de estar nadando cuando se bajan los tramos de escalones pintados de azul, rodeados de techos y paredes azules. No se permiten coches en sus estrechas calles, donde los vendedores venden sus mercancías en mercados tradicionales abiertos. Los altos muros bloquean los intensos rayos del sol para crear zonas frescas y sombreadas, y desde casi cualquier punto de la medina de Chefchaouen se puede mirar hacia arriba y ver los picos de las montañas.